El debate sobre las causas del desempleo
Las causas del desempleo recurrente generan aún hoy un intenso debate entre los economistas:
Explicación clásica
Para los economistas clásicos y neoliberales el desempleo existe como consecuencia de las rigideces que introduce la intervención pública en el mercado de trabajo.
Según los partidarios de esta teoría las recetas que llevarían a la economía al pleno empleo, a través del ajuste de los salarios, la oferta y la demanda son las siguientes:
- La eliminación de trabas al funcionamiento del libre mercado, como la existencia del salario mínimo o de los convenios colectivos.
- Otras medidas como el abaratamiento de los costes de contratación y de despido.

Explicación keynesiana
John M. Keynes estudió la Gran Depresión que siguió al crack de 1929 y concluyó que el libre mercado, por sí solo, puede no ser capaz de llevar a una economía al pleno empleo.
Keynes propuso que el Estado, a través de políticas contracíclicas, debe estimular la demanda agregada en épocas de recesión económica para impulsar el crecimiento y el empleo, generando un efecto multiplicador sobre el consumo y la inversión privada.
Para poder llevar a cabo estas políticas es fundamental que, durante las épocas de crecimiento, el Estado genere superávits que permitan financiar el coste de estas políticas.

Lectura facilitada
Las causas del desempleo recurrente generan aún hoy un intenso debate entre los economistas:
- Explicación clásica
Para los economistas clásicos y neoliberales el desempleo existe como consecuencia de las rigideces que introduce la intervención pública en el mercado de trabajo.
Según los partidarios de esta teoría las recetas que llevarían a la economía al pleno empleo, a través del ajuste de los salarios, la oferta y la demanda son las siguientes:
- La eliminación de trabas al funcionamiento del libre mercado, como la existencia del salario mínimo o de los convenios colectivos.
- Otras medidas como el abaratamiento de los costes de contratación y de despido.
- Explicación keynesiana
John M. Keynes estudió la Gran Depresión que siguió al crack de 1929 y concluyó que el libre mercado, por sí solo, puede no ser capaz de llevar a una economía al pleno empleo.
Keynes propuso que el Estado, a través de políticas contracíclicas, debe estimular la demanda agregada en épocas de recesión económica para impulsar el crecimiento y el empleo, generando un efecto multiplicador sobre el consumo y la inversión privada.
Para poder llevar a cabo estas políticas es fundamental que, durante las épocas de crecimiento, el Estado genere superávits que permitan financiar el coste de estas políticas.