La respuesta es un “sí” rotundo.
Algunos dirán “No se aprende un idioma en una semana” o “¿Qué hago si la familia no me gusta?”, etc. Pero las ventajas de esa experiencia son múltiples.
- Salir de casa supone madurar, potenciar la autonomía y la toma de decisiones sin la presencia directa de la madre o el padre. Viajar es una experiencia muy buena para aprender. Los jóvenes desarrollan múltiples habilidades, como manejar la economía o improvisar ante lo desconocido para resolver problemas y hacerse entender en un país y en una familia que no es la suya.
- En la convivencia con compañeros y familias de otro país, los jóvenes aprenden a relacionarse, ser más tolerantes y receptivos con los demás. Se generan nuevos vínculos con personas de culturas y formas de vivir distintas a las propias del entorno familiar y cultural, lo que enriquece la manera de pensar.
- Aprender a cada minuto. La estancia en otro país conlleva un aprendizaje contínuo. En cada momento, el alumno no solo aprende a hacer frente a sus necesidades comunicativas, también conocerá otro sistema educativo con sus ventajas y desventajas, diferentes estilos de vida y sus relaciones con la cultura.
En los enlaces a continuación se puede percibir la experiencia que vivieron nuestros alumnos que participaron en los intercambios con Hamburgo, Hanau y Wermelskirchen. Las imágenes hablan por sí solas. ¡Disfruten con ellos!