Réquiem por el sueño de mi padre
Él siempre quiso volar. Quiso, como bien decía mi madre, vivir en el aire; sentir el viento en el pecho y ver, aunque fuera por primera vez, el mundo bajo sus pies. Pero todo el mundo quiere volar porque es una sensación peculiar, diferente. Mi padre siempre fue inexperto en esta materia: Nunca supo de aviones, pero le fascinaban. Se llegó a comprar una gafas de piloto, aunque nunca pudo gozarlas en el aire, porque no pudo cumplir su sueño. Él nunca voló, ahora está muerto. Nunca me dijeron por qué.
Diez años después ( yo ya con 22), me dispongo a alzar el vuelo por primera vez, con el único objetivo de revivir el sueño de mi difunto padre. Anoche vi una película en la que unos niños, sólo con sus bicicletas, lograban levantarse por el aire y eso me dio esta brillante idea: Subí a lo alto de la colina, preparé el camino, coloqué una ligera pendiente al final, y pedaleé. Pedaleé como nunca. Y puedo jurar sin temor a equivocarme, que allí lo vi, en el aire. Allí estaba él, mirándome, mientras me precipitaba al vacío. Y de una manera nada benevolente, me gritó lo siguiente: “! Menudo imbécil, muriendo como su padre!”.
Francisco Martínez-Abarca Sánchez
2º de bachillerato B